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El reloc

- ¡Oiga, Tata!, Yo quero un reloc...

- ¿Paqué queres un reloc, Juanito, pues? En el campo ni falta qui
  hace.

- ¡No, Tata, no! Lo quero pa'cuando salgo por las nochecitas con la
  María, Tata.

- Pero Juanito, ¡tú conoces los luceros de la noche! Tú puedes ler
  l'ora allí en ellas.

- ¡No, Tata, no! Mire, en las nochecitas questán retestrelladas,
  caminamos de la mano, oigo rebien los grillos, oigo cómo las
  plantitas si mueven con el viento, y la María huele a jabón y
  hierbas silvestres. Entonces, nos sentamos a la orillita del río,
  Tata, la empiezo a besar, la acaricio di su carita, ¡di sus hombros,
  Tata! Entonces, ¡rodamos por el pasto, Tata!, quito su ropa, sus
  enaguas, ¡todito, Tata!, ji ji ji ji. Nos quidamos desnuditos, Tata,
  y ya cuando la luna ilumina su cuerpo, me subo incima della, la beso
  en el cuello y respira fuertotote, gime, se queja, jadea y entonces
  me dice: "¡Damilaora, Juan, damilaora!" ¡Y YO SIN RELOC, TATA!
  
(anónimo)
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